
Las elecciones que se celebran mañana en Cataluña marcarán un antes y un después en la vida de Inés Arrimadas (Jerez de la Frontera, 1981), la candidata de Ciudadanos a presidir la Generalidad. Fallen o no las encuestas, la joven cabeza de la formación naranja está llamada a convertirse en el rostro que, semana tras semana, va a tener que enfrentarse a los nacionalistas en el Parlament.
Arrimadas debería, en cualquier caso, dejar el debate para la plaza pública y no llevarse trabajo a casa: desde hace tiempo comparte su vida con Xavier Cima, un compañero de profesión, pero en absoluto de ideología. Cima, consultor de Obra Civil, además de presidente de la Sociedad Municipal de Aguas y Servicios de Ripoll, ha sido diputado durante la última legislatura y ha ejercido como teniente de alcalde en el Ayuntamiento de la localidad barcelonesa. Pero no como representante de Ciudadanos. Ni si quiera del PP, formación más cercana a la ideología de los naranjas en lo que a cuestiones separatistas se refiere. Cima es miembro de Convergència Democrática de Cataluña. Y un reconocido nacionalista.
Arrimadas es jerezana de nacimiento y de ascendencia salmantina. Firme y obstinada en sus decisiones, llegó a Barcelona hace sólo unos años por motivos profesionales. Otras fuentes dicen que siguiendo a un novio al que había ofrecido trabajo Xavier García Albiol, el candidato del PP a las elecciones. La relación no salió bien, e Inés, que por aquel entonces ya había debutado en política, conoció a Xavier Cima en una comisión parlamentaria. Según un conocido de la pareja, quizá por su belleza, o quizá por su carácter reservado, «nadie se atrevía a entrarla». Xavier Cima lo hizo.