
Msatilde Solís-Beamont, ex mujer del duque de Alba, se presentaba este martes pasado en el Juzgado 48 de Primera Instancia de la calle Princesa de Madrid, a pocos metros de la que fue su residencia, el palacio de Liria, acompañada de su abogada, Inmaculada Torres, para acudir al acto de conciliación por la demanda que le puso Javier Criado, el psiquiatra que la trató en su consulta sevillana desde los 22 años a raíz de denunciarle públicamente por abusos. «Javier Criado», escribía Matilde Solís en su carta, «abusó de una persona enferma, desesperada, a lo largo de los años prestando ayuda, ignorando problemas, manipulando como sólo lo puede hacer un buen conocedor de los resortes de la mente».
El tsunami se desata y el médico la demanda por calumnias en los juzgados de Madrid que es donde reside Matilde y le reclama 200.000 euros de indemnización. El acto de conciliación tenía lugar el pasado martes por la mañana. Matilde daba la cara en el juzgado, pero a Criado no se le veía por la sala, estaba representado por un procurador y su abogado, que tiene por costumbre «no decir nada de los casos que llevo, de ahí que no le diga qué medidas nos reservamos ahora». Solís, «muy serena», según Inmaculada Torres, «y también muy firme, se ratificó en que era verdad todo lo que exponía en su denuncia ante el colegio de médicos y en una carta publicada en Facebook, y que no pensaba indemnizar al psiquiatra con los 200.000 euros que le pedía». El martes no hubo acuerdo; por tanto, no hay conciliación y la demanda se archiva. Qué hará ahora el psiquiatra es una incógnita.
Sin embargo, sigue su curso la que presentó el 29 de junio de este año Matilde Solís ante el Comité Deontológico del Colegio de Médicos de Sevilla, junto a otras cinco mujeres afectadas por la supuesta mala praxis del psiquiatra. De momento, le han abierto un expediente disciplinario al doctor Criado y a la demanda inicial se han ido sumando nuevos testimonios. Ante el escándalo social que está originando el caso en Sevilla, al parecer ya hay recogidos unos treinta testimonios de afectadas, el médico ha tenido que dimitir como hermano mayor de la archicofradía del Santísimo Sacramento, Pontificia y Real de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de La Pasión, que tiene como hermanos de honor a los miembros de la Familia Real; la última cofrade ha sido Doña Letizia.
Las presuntas víctimas, con Matilde Solís a la cabeza, no tienen intención de quedarse en una reclamación ante el colegio de médicos y en menos de quince días, cuando Torres, que las representa, tenga completos los informes periciales de las seis primeras mujeres que se unieron para hacer público los supuestos abusos presentará una denuncia penal en el juzgado de instrucción de Sevilla, ciudad donde se cometieron los supuestos delitos. Durante las diligencias previas se irán sumando el resto de afectadas, según vayan completando los tres peritos que trabajan sin descanso desde julio en los informes que se aportan como pruebas. Matilde, nos cuentan sus próximos, «está fuerte y con muchas ganas. El hecho de contarlo la ha ayudado. Sin embargo, hay otras mujeres que no se atreven a dar el paso, unas por vergüenza y otras porque ni sus familias lo saben».
Intento de suicidio
El pasado 18 de julio, la que fuera esposa de Carlos Fitz-James Stuart hacía pública una carta-confesión que dejaba temblando los rancios cimientos del palacio de su familia, los marqueses de la Motilla y de toda la Sevilla «bien». Una persona conocida por su carácter reservado sorprendía a todos denunciando, en un escrito colgado en su cuenta de Facebook, a su psiquiatra. En esa carta mencionaba por primera vez su intento de suicidio, cuando aún estaba casada con el duque de Huéscar: «Javier Criado Fernández me llamó por teléfono pocos días antes de mi intento de suicidio. Hizo mención a tres temas en concreto que desencadenaron en mi cabeza absoluta desesperación. Lo hizo porque yo había empezado a contar cosas de él, No tengo miedo, las que hemos pasado por eso tenemos poco que perder y sí mucho que ganar». Esa vinculación de la llamada y el intento de suicidio–Matilde se disparó con una escopeta de caza en el bazo– es cuanto menos comprometida en esa larga relación médico paciente, que comenzó dos años antes de casarse. Huéscar se comportó como el señor que es, pero no puede decirse lo mismo del segundo marido, Borja Moreno.
Una boda, un hijo, un intercambio de demandas y un divorcio. Es la copla vital de una mujer de alta cuna, con la sombra de la depresión que intentó buscar ayuda en un psiquiatra «que le hablaba de sexo y de sus prácticas sexuales, llegando a realizar tocamientos impúdicos a sus pacientes, e incluso relaciones sexuales con alguna de ellas en la consulta o en sus casas», así exponen los hechos en su denuncia las afectadas.