
Javier Merino, empresario y marido de la modelo Mar Flores, puede respirar ya tranquilo, y su familia, también. La Audiencia Provincial de Madrid le absolvió ayer de dos delitos fiscales por los que el fiscal pedía que fuese condenado a ocho años de prisión, mientras que el abogado del Estado, algo más benévolo, reclamaba seis años de cárcel. Las acusaciones sostenían que Merino dejó de tributar en los años 2000 y 2001 importantes cantidades en concepto de IRPF. En concreto, la Abogacía del Estado sostuvo que dejó de ingresar a las arcas públicas 1.844.600,89 euros. Merino sostuvo que no incurrió en delito alguno porque esos años figuraba como residente a efectos fiscales en Portugal, donde se había trasladado a vivir para atender negocios de su padre, aunque, según declaró, realizaba «continuos desplazamientos a España», pero sin superar en ningún caso los 183 días que exige la Ley para considerarle obligado a tributar. Esta tesis la rechazaban de plano tanto el fiscal como la Abogacía del Estado.