Partiendo de la máxima de ofrecer un servicio gastrónomico completo y personalizado, en 1999 abrió sus puertas La Despensa de Laforja, un espacio que integra un restaurante con apenas siete mesas y servicio continuado, una tienda gourmet que incluye un buffet con una gran varidedad de platos para llevar y un servicio de catering para todo tipo de eventos.
Y todo ello, a partir de una cocina mediterránea tradicional diseñada en torno a un producto de máxima calidad, siempre condicionado por su temporalidad y frescura.
Y es que los propietarios del establecimiento, los hermanos Pedro y Paulino Robles, estuvieron muchos años trabajando en Semon antes de decidirse a abrir su propio negocio y llegado el momento, tenían muy claro como debía ser La Despensa de Laforja. «La idea era la de un espacio único que integrara restaurante, tienda y cátering», señala Pedro, quien además destaca «la prioridad de ofrecer un servicio muy completo». «Nuestra clientela acostumbra a querer un servicio muy personalizado por lo que nosotros damos mucha importancia a conocer al cliente y sus gustos», confiesa el propietario para a continuación poner de relieve que ello «les da mucha seguridad y garantía, sobre todo en el caso del cátering».
Por ello, para los hermanos Robles, la «máxima es hacer las cosas bien y adaptarnos al cliente». «Ante todo, prima el servicio de calidad, ofrecer un ambiente familiar, en el que nuestro cliente se sienta cómodo y a gusto», asegura Pedro, quien destaca que «nosotros conocemos a casi todos nuestros clientes»