
José Lombardero es un experto empresario del sector de la restauración, con una decena de establecimientos en Barcelona, sin embargo cuando hace dos años inauguró el Ajoblanco, en la calle Tuset, fue para él todo un reto.
«Tenía restaurantes de tapas en el Ensanche y la zona vieja de la ciudad pero para nosotros- él y su mujer Kate Preston- fue una apuesta abrir el Ajoblanco porque no conocíamos bien la zona alta», recuerda el propietario, quien señala que, en cualquier caso, en el nuevo restaurante decidieron mantener «el tipo de cocina que sabemos hacer, guardando la esencia de la casa, que es el producto, el buen servicio y la calidad, pero con un giro hacia un concepto gastronómico».