
En la Fórmula-1 son realmente pocos los pilotos que ganan el suficiente dinero para retirarse y vivir la vida de las rentas. Y mucho menos en una época en la que no se movían las ingentes cantidades de ahora. Michael Schumacher, a finales de los 90, representó un paso adelante en este sentido porque sus contratos contenían cifras mareantes para lo que solía estilarse. Fue la irrupción de su representante, Willy Weber, en el mundo de la Fórmula 1, un manager al que se le conocía como «Mr. 20%» por las altas comisiones que se llevaba. Lo hizo tan bien que durante varios años se convirtió en el agente de otros deportistas que poco o nada tienen que ver con la Fórmula 1. Pero antes sólo unos pocos podían presumir de haber ganado todo el dinero del mundo. Y uno de ellos, sin duda, fue el brasileño Emerson Fittipaldi. Su popularidad fue tan elevada que su apellido se convirtió, sin quererlo, en sinónimo de velocidad. Sus orígenes son italianos y fue uno de los culpables de la gran afición a la F-1 que tuvo el Beatle George Harrison, del que fue íntimo amigo. Brilló en la década de los 70 por ser un piloto agresivo y muy visceral que ganó dos títulos del mundo en la F-1 y otros dos en una de las carreras más especiales de este deporte: las 500 millas de Indianápolis. Su nombre siempre se ha ligado a los más puristas seguidores de la categoría reina y fue y es considerado toda una leyenda del automovilismo.
Sin embargo, su nombre ha regresado a la actualidad por algo que poco o nada tiene que ver con sus triunfos y su historia. La Hacienda Pública de Brasil le ha embargado bienes muy valiosos para saldar las deudas que «Emmo», como se le conoce popularmente, ha contraído a lo largo de estos años atrás. Y es que el Gobierno le ha «desposeído» de uno de los monoplazas con los que ganó su primer campeonato y se rumorea que también ha requisado el coche con el que conquistó América. En concreto, el Fittipaldi FD-04 con el que corrió las temporadas de 1976 y 1977 de F-1 y el Penske número 20 con el que se consagró en Indianápolis y levantó el título de F Indy en 1989. Incluso, entre las más de 60 denuncias por impagos, figura la del dueño de una estación de servicio, al que adeudaría más de 14.000 euros.