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Sigue siendo aspirante a primera dama en La Moncloa y no lo oculta. «Pedro ganará», dice su esposa, Begoña Gómez, a todos cuantos la escuchan. Le importan un bledo las encuestas y está convencida de que su marido será presidente del Gobierno de España. De momento, volvió a dar la nota en el debate televisivo a cuatro de los aspirantes y no pasó desapercibida. La mujer de Pedro Sánchez ha modificado su «look» desde el 20-D y ofrece un cambio apreciable en esta campaña del 26-J: una silueta más estilizada con cinco kilos menos, melena rizada con ligera variación de mechas, y un florido vestido espectacular que lució ante las cámaras y la hizo temblar de frío ante el aire acondicionado que inundaba la sala de invitados cercana al plató en cuestión. «Mucho más delgada y simpática», dicen los miembros de la Academia de TV que la recibieron e intentaron subir la temperatura para mitigar su tiritona.
Alejada del rojo anterior, Begoña escogió en esta ocasión un modelo del diseñador británico Ted Baker englobado en la llamada «Colección Jardín». La firma fue fundada en Glasgow por el padre del actual propietario, tiene su sede en Londres y hacer furor en toda Europa. «Menta fresca, dulce naranja y aromas florales bajo el negro elegante», reza la campaña publicitaria de esta colección que se vende en el apartado de grandes marcas en El Corte Inglés. Al parecer, Begoña lo adquirió en el centro de Pozuelo cercano a su domicilio, por un precio cercano a los doscientos euros, y no se llevó el abrigo a juego. A tenor del frío que pasó en el Palacio Municipal de Congresos, sede del debate, seguro que se arrepintió. Pero allí estaba ella, con sus tirantes escotados, y unas sandalias de Zara color marfil. Bisutería, la justa, su alianza de matrimonio con dos sortijas a juego, y la pulsera roja del PSOE. «Un poco cursi», según los estilistas que maquillaron a los cuatro candidatos.