
La reina Isabel II asistió hoy a la primera jornada del Royal Ascot, la competición hípica que cada año reúne a lo más selecto de la sociedad británica y cuya seña de identidad son las extravagantes pamelas que acostumbran a lucir las mujeres.
Durante cinco días, cerca de 300.000 personas pasarán por el hipódromo de Ascot, una de las propiedades de la Corona británica al sur de Inglaterra.
La soberana, de 89 años, y su esposo, el duque de Edimburgo, de 94, aparecieron esta tarde en el recinto en una carroza, como hacen durante cada una de las jornadas del Royal Ascot, acompañados en esta ocasión por el príncipe Enrique y el duque de York.
La reina lució un traje de color rosa intenso y, como es habitual, un sombrero a juego, mientras que el duque vestía un traje de levita gris.
En un día primaveral, soleado y con una temperatura de unos 22 grados, el príncipe Carlos de Inglaterra y su mujer, la duquesa Camilla de Cornualles, acudieron asimismo en carroza a la cita, él con un sombrero de copa negro y ella con una pamela verde claro.
Los tocados imposibles de las mujeres que acuden al hipódromo compitieron una vez más en protagonismo con las carreras de caballos, por las que la reina tiene una especial afición.