
Ana Locking/ Diseñadora
Mas allá del éxito en internet y de las irónicas especulaciones que han circulado en los medios con respecto al escapismo de sus dedos meñiques, lo que aún no llego a entender es la auténtica razón de ser del «look» completo que Mamen Sánchez eligió para su investidura. Aquel refrán de que los árboles no dejan ver el bosque se ha hecho carne en esta imagen, pues los meñiques protagonistas no han sido sino una excusa para no prestar atención a la totalidad de un estilo que no había forma de salvar. Es obvio que en este caso he de comenzar por abajo, desde ese homenaje a Julianne Moore sin alfombra roja de por medio, o lo que quizá haya sido simplemente un «si ella puede, ¿por qué yo no?». Porque de las apretadas tiras de dichas sandalias no hay dedo que se escape sin una declarada intención. Quizá pensó: «Si no cabe, mejor dejarlo fuera». Pero vamos subiendo para poner el énfasis en el elemento principal: ese vestido de estilo inclasificable que va desde la raya marinera al pecho, junto al encaje de madrina y el guipur al tono en el bajo, además de algunos escasos y pobres detalles de cristales perdidos por aquí y allá. Considerando la magnitud del «look», casi mejor que hayan sido sus dedos pequeños el centro de tanta atención.
LA RAYA MARINERA
A mediados del XIX un decreto de la Armada Francesa estableció que el jersey de rayas fuera parte del uniforme de los marineros. Luego Chanel decidió incorporarlo a su propio uniforme femenino, pero fue Yves Saint Laurent quien en 1966 lo propuso por primera vez en una colección de alta costura. Luego haría historia gracias a Picasso, Warhol y Brigitte Bardot, además de Jean Paul Gautier.
EL ENCAJE
Su origen se lo disputan entre flamencos y venecianos allá por el siglo XVI, quienes a su vez retoman costumbres de antiguas civilizaciones, definiendo así una técnica de bordados transparentes o mallas de pasamanería repletas de adornos. Pero ya en España se ejercitaban las labores del encaje de aguja y bolillos casi medio siglo antes, sólo que desde el inaccesible entorno de los conventos de monjas, lo que retrasó considerablemente su popularización. Ésta da la sensación de ser una mala versión del encaje realizado en punto de malinas, con hilos mas gruesos y peores mallas.