Muchas cosas han cambiado en la vida de María Jurado desde aquel verano de 2003 en el que sus fotos paseando por Ibiza de la mano de Andrea Casiraghi la hicieran acaparar los flashes de la prensa del corazón de todo el mundo. ¿Quién era la joven española que había provocado la ruptura del heredero monegasco con la multimillonaria Caroline von Sattanffenberg?«Salieron aquellas fotos y me agobié muchísimo. Yo no quería entrar en ese juego y lo he demostrado», aseguraba hace unas semanas en la revista Woman. Actriz secundaria de algunas de las series de televisión más importantes de nuestro país («Al salir de clase», «Manos a la obra» o «Raquel busca su sitio»), también la habíamos visto interpretando algún papelito menor en películas como «Airbag» «El corazón del guerrero» o «Amnesia». Pero no era una gran conocida para el público en general. Ella se encargó a los meses de contarlo en una exclusiva que fue portada de una revista del corazón y tuvo que soportar el verse involuntariamente en top-less en Interviú.
Pero María ha pasado ya de manera definitiva esa página de su vida, si bien es cierto que todavía su nombre se sigue asociando a la familia de Mónaco y siempre es un tirón para todo lo que ella pueda realizar, ya sea un posado en la alfombra roja (donde la vemos de vez en cuando) o un nuevo proyecto, como el que acaba de presentar y en el que tuvimos la ocasión de charlar con ella de la nueva vida que inició hace algo más de cinco años.
Y es que nada tiene que ver la realidad actual de la actriz con la que disfrutaba cuando la conocimos hace más de una década. En estos momentos se encuentra centrada en su carrera de interpretación en Francia (hace poco presentaba la película «People», donde ha trabajado junto a Ornella Mutti, Rupert Everet y Rossy de Palma) y luchando por sacar adelante la colección de velas Suniti que acaba de realizar en colaboración con la empresa centenaria valenciana Vila Hermanos (unos expertos en esta materia que, además, acaban de presentar un espectacular espacio en la calle Conde de Aranda de Madrid para plantarle cara y ser la competencia directa de Cire Trudon, las velas más lujosas del mundo). También probó suerte creando identidades olfativas corporativas y con la perfumería, aunque en esto último no tuvo éxito: «Siempre me había gustado ese tema, de pequeña pedía que me regalaran Eau de Rochas y mi padre tenía una discoteca que se llamaba Musc», confiesa. «Nunca lo había pensado, pero parece que estaba destinada a esto. Además, siempre estuve vinculada también al mundo de las tendencias por parte de la familia de mi abuela». El hermano de ésta era el recientemente fallecido Pedro García, uno de los zapateros más importantes de nuestro país y una verdadera estrella en Estados Unidos.