
El bar Sansanet es el sitio más «cool» y elegante de Jaca, un municipio de Huesca de 13.000 habitantes. Ubicado en el centro, fue de los primeros en poner de moda las terrazas –que no eran frecuentes por las bajas temperaturas de la zona– cuando abrió su espectacular y acogedor patio interno. Además, es conocido por servir los mejores gin-tonics del pueblo. Una de las camareras que se encargó durante un tiempo de ponerlos fue Georgina Rodríguez, la nueva novia de Cristiano Ronaldo. Aunque el astro del Madrid no ha confirmado la relación –suele mantener siempre silencio con respecto a sus parejas–, esta semana se le vio abrazando y besando a la joven durante una visita a Disneyland París en compañía de sus íntimos amigos, los también portugueses Miguel Paixao y Ricardo Regufe, y las parejas de éstos.
Georgina, de 21 años, creció en Jaca, estudió en el colegio Santa Ana y trabajó en Sansanet en 2012, cuando se inauguró el bar. El dueño del concurrido establecimiento es un policía municipal que entonces era novio de la jacetana, pero cuando su relación terminó, ella decidió poner tierra de por medio y probar suerte en la capital. Una vez en Madrid, tenía planeado seguir la carrera de danza clásica, a lo que se dedica desde los cuatro años, al igual que su hermana, Ivana, dos mayor que ella. Su talento para el ballet la llevó a permanecer durante mucho tiempo en la escuela de Susana Ara y a formar parte del Joven Ballet del Pirineo, dirigido también por Ara. Sin embargo, tras su llegada a la capital, Georgina se ha abierto un lugar en el mundo de la moda y, por ahora, trabaja en una tienda de Gucci, aunque aspira a ser modelo. Ronaldo la habría conocido hace unos meses en una fiesta ofrecida por Dolce & Gabanna, pero la pareja logró pasar desapercibida hasta ahora, cuando por primera vez se les vio juntos en una actitud que confirma su romance. Hace un mes también fueron fotografiados en un restaurante japonés próximo al Santiago Bernabéu, aunque en aquella ocasión abandonaron el lugar por separado.