
Naturales y ecológicos, todos los tequilas que elabora Don Nacho no contienen ni aditivos ni químicos y se elaboran respetando la tradición artesanal. El proceso comienza en el campo con la plantación de agave azul, una vez la piña de la planta del agave ya está madura (suele tardar entre 7 u 8 años) se procede a la jima o cosecha, momento en el que se cortan las pencas u hojas de las plantas con una herramienta conocida como coa dejando sólo la base y el tallo de las mismas y obteniendo la piña. Una vez la piña está limpia (que si es muy grande se corta a la mitad), se cuece en hornos de mampostería con vapor de agua. Es un proceso más lento que llega a durar entre 4 o 5 días y que conserva mejor todas las propiedades organolépticas del agave. Tras la cocción tiene lugar la molienda, momento en el que se extrae el jugo de la piña, este se fermenta con sus propias levaduras en tinas de madera. Los mostos obtenidos se someten a una doble destilación en pequeños alambiques (característica esencial de los tequilas) para pasar después al embotellado en el caso del tequila blanco o al añejamiento en barricas de roble americano en el caso del reposado, donde permanecerá 10 meses antes de pasar a la botella.