
Valerie Trierweiler se ha convertido, a sus 50 años, en una periodista millonaria gracias al éxito de su libro «Merci pour ce moment», en el que narra su ruptura con François Hollande. Se acaba de editar la edición de bolsillo y prepara la adaptación cinematográfica. Será su amiga Saïda Jawad quien dirija este poco halagador retrato del presidente de la República. Sigue trabajando para «Paris Match», pero no en la sección de política como antes, sino con su crónica literaria, que aparece publicada dos o tres veces al mes. También continúa con su papel de madrina de diversas asociaciones, aunque es mucho menos solicitada que cuando estaba en el Elíseo, y ocupa su tiempo libre en mantener en vilo a su ex pareja y a los que se atrevan a meterse con ella. El ministro de Finanzas, Michel Sapin, lo ha vivido en sus carnes hace pocos días cuando se permitió criticar a la ex primera dama porque sigue insistiendo en que todo lo que ha contado en su libro es verdad. Sapin se encontró como respuesta un tuit de la periodista en el que da a entender que el ministro niega a las mujeres el derecho a expresarse y le recuerda, a él que ha sido ministro de Trabajo, que hay 3,5 millones de parados en Francia: «Eh, Michel, en el siglo XXI, las mujeres tienen derecho a expresarse. Y también los 3,5 millones de parados». El mensaje estaba claro, pero además iba acompañado de una foto que no tenía nada que ver, una foto privada de un Sapin algo ridículo cubriéndose la cabeza de confeti.
François Hollande y sus consejeros saben que Trierweiler puede ser una bomba de relojería con todas las imágenes que debe de conservar después de diez años de vida común con Hollande. Según «Le Point», «en el Elíseo están inquietos por la publicación de otras fotos, y saben que la periodista de «Paris Match» ha asegurado que no se dejará intimidar».
Esta semana, Valérie Trierweiler ha recibido una carta de la Justicia con una llamada al orden por haber dado un bofetón a un joven que le preguntó en un café qué tal iba François.